Wednesday, October 25, 2006

signos

un manojo de palabras increíbles
escenas de cine a pantallazos
la luz que se cuela a la mañana sobre ese libro que está leido a la mitad
y la otra mitad desnudo
un cuadro en la página del medio de una revista de arte en oferta comprada en Corrientes un dia de lluvia
el sabor de la mandarina que desgajé a las seis y media de la tarde en el patio
todo el pedazo de luna que la luna sugiere

eso, un mundo de signos rengos
una polvareda de resabios nostalgiosos

y siempre volvés,
con olor a viento sudeste.

Monday, August 28, 2006

volver

volver a los pasillos facultativos luego del receso de invierno es...casi tan alentador como correr detrás de un 51 a toda marcha cuando el rojo ya no es favorable a uno.

Lo mismo. El pasillo zurdo que nunca llega, los que se ataron al sillón con los volantes nuevos y toda la infraestructura a su disponibilidad, los K que crecen (¿crecen o...estuvieron siempre entre nosotros...como en V, invasión extraterrestre?).

Los mismos idiotas con las pupilas atadas a las pantallitas de color, las mismas imbéciles que llevan las botitas nuevas a las aulas para que cumplan su sagrada procesión: de casa, al 165, al buffet de la fa-kiu, y de vuelta a casa...oh! emocionante!

y los mismos apuntes que nunca están, aunque siempre sean los mismos, pero nunca están.

Los profesores titulares agregando un capítulo más: "cómo me gusta leer boludeces en clase, análisis de mis pedorros teóricos". Todo para vender diez mangos más.

y las fechas, y los malditos grupos con gente quenomebanco, y el careteo, y el pelotudeo de los asientos contiguos y bla bla


volver a clases rara vez es respirar, pero voy a seguir los consejos de un amigo.


ufff.

Saturday, July 22, 2006

conceptos

La Sra. Radio distingue que en los institutos de menores hay chicos bien y chicos no bien. Es decir, aquellos que cometieron un delito, han sido asignados de manera correcta, pero este no es el caso de los chicos abandonados por sus familias, no, estos chicos no pertenecen a ese lugar y deben ser reconstituidos a la sociedad.
Es decir, hay chicos y chicos.

Tres hombres, dos de cincuenta y pico y otro de treinta discuten en un bar sobre la ola de violencia. Uno opina, quizás el menos reaccionario, que la música incita a la violencia. El otro, con un Clarín en mano, comenta a viva voz que los delincuentes no tienen códigos y que merecen la pena capital. El otro, joven, el preocupantemente más joven, cree que deberían volver instituciones como la Triple A. Incluso sugiere que se armen escuadrones de la muerte.


Magdalena Ruiz Guiñazú, distingue, con un micrófono, que la violencia ejercida por la sociedad contra los menores es "normal". Que morir de hambre y estar al margen de todo -leáse educación, vivienda, empleo, etc.-es una disfunción social que se soluciona con el instituto de menores, dónde sólo deberían ir delincuentes jóvenes.
Por otro lado, el abandono familiar si es una cuestión que debe conmover y movilizar a la sociedad: "esos chicos no pertenecen allí".

Me pregunto que diferencia hay entre los dos tipos de abandonos.

Los tres hombres del bar escuchan, seguro, a la Sra. Radio. Y leen Clarín.
Y distinguen la buena de la mala moral. Y bastardean la historia.

Si la gente fuera incitada por los medios a ser crítica con todos sus prejuicios, preconceptos, viejos y cachusos valores, sus mitos, sus falsos chismes, es decir con su asquerosa ignorancia, las cosas sería bastante distintas.

Pero los conceptos parecen caerles como piedras desde los medios y clavarse en el cerebro (si es que alguna vez se detienen ahí) para ser largados por la lengua tan pronto como sea posible.

Sunday, July 09, 2006

El vencimiento del saludo

Ese saludó ya expiró, ¿Por qué no lo charlan y se ponen de acuerdo y no se saludan más?
Le sugerí a mi amiga, quién todos los días va y viene por Laprida en trámites para su comercio y saluda, religiosamente, al quiosquero de la esquina que se para afuera ansioso por ese tesoro que le prodigan como monedas.
Ojo, me da tristeza. El tipo espera todos los días, busca su mirada, y finalmente lo consigue. El botín, los ojitos de ella amigables, la sonrisa amplia, la vocecita..."¿hola, todo bien?".
Simplemente dije, si no tiene contenido ese saludo, y si no piensan renovarlo (ellos nunca entablan conversación alguna) para que continúan con ese saludo flaco, rutinario, vacío?
Ella me dijo que era de buena educación o para ser simpática o algo así y me resultaron razones bondadosas.

Pero es algo que yo detesto, esos saludos sin sentido, meros fantasmas de conversaciones que pasaron hace muuucho tiempo y que quizás tuvieron que ver con un corte de luz o el asalto al almacén.
Nadie ya se cruza de vereda, nadie sale a barrer para buscar compañero de charla mañanera, nadie toma mate en la puerta, nadie chusmea (el mercado del chisme está en baja gente!!!)...

Yo vengo de la rutina diaria y arrojo saludos tontos, si, yo también lo hago. Hola, como anda. Hola, todo bien. Como estás. El de los artículos de limpieza. El vecino de la esquina que se para donde los vientos se cruzan porque sospecho que la casa es muy chica y como la tele y él juntos no entraban ganó el aparato. El señor de al lado que me regalo los discos de pasta...(momento, ahi hay buen motivo para saludos)...

No propongo expirar todos los saludos, sino hacer una revisión. Renunciar a los vacíos y recuperar los interesantes.
Si por alguna extraña razón aquella viejita un día decidió atarnos a su rutina regalando buendías sin demasiados motivos, bueh, inventarse uno. O la paramos en plena compra en la feria para hacerle contar historias sobre viejos bailes en el club o finalmente le decimos señora, su agradable saludo carece de sentido para mí.

Mi bandera secreta, utópica, es llenarse de motivos para pasarse el día saludando gente, si, y recibir muchos mates gratis por ahí y pulloveres de muchas abuelas y también, por qué no, tener más fiados a nuestro alcance...


saludos gente
(ojalá tengan excusas suficientes para devolvermelo).

Friday, June 30, 2006

rara, como encendida

miraba todo de lejos, bien lejos

los ojos afectados de una miopía temprana, las manitos inquietas, insomnios frecuentes, cuatro lunares indecibles

ella saludaba a los perros
y bautizaba de nuevo
a las calles mal llamadas

los días de lluvia le pintaban la piel
y los dedos no se cansaban de escribir

ella era la mejor de sus historias

Thursday, June 29, 2006

lógicas

lo entendió finalmente a la velocidad del colectivo

esbozó una sonrisa...

se perdió en la ventanilla arañada con gotas de lluviecita tímida
y pensó

hay tantas lógicas como personas.

Wednesday, June 28, 2006

una tarde

Un murmullo de soledad recorriendo los vagones.
La garúa afuera, convidando excusas a los corazones heridos.

Y adentro la humedad de la rutina descosida de los días en incógnita.

El se sentó cerca, no sabía cuan cerca.

El diario era más antiguo que de costumbre, pensó ella.

El podría no haberse fijado en ese cuello desnudo rodeado de un pañuelo verde.

Ella podría no haber dejado caer los párpados.

Si ella no fuera tan interesantemente misteriosa esta tarde, tan honestamente única…, pensó él.

Si él no estuviese sosteniendo las últimas flores de su espera, el ocaso de las mejillas sonrojadas.

Se bajaron en la misma estación y tomaron el mismo taxi.

Entonces la tarde se volvió más coherente que nunca.

Sunday, June 25, 2006

días de lluvia

Hay una insistencia en los medios, sobre todo en la radio, que se reservó el papel de levantar ánimos bajos de fines de semana, a apurar al clima.
Hay una necesidad en decir cada cinco minutos que si bien llueve ya va a parar, que el viento va a barrer con las nubes y que va a despejar.
Todos los conductores, todos, aman la lluvia porque significa que hay más oídos del otro lado. Sin embargo, la desdeñan con sus palabras. La lluvia es un mal necesario, algo que se quiere pase pronto, que se desea éfimero.

A mi personalmente me cae bien la lluvia.
Es el clima ideal para el domingueo...leer tirados en la cama, escuchando lo que sea, con un termo que dura una tarde y con la llegada de amigos que se suman al ocio...

Es tiempo de lluvia, como decía Serrat. Cuando es tiempo de lluvia, nos tenemos que adaptar y disfrutarla. A mi me parece que viene bien para el balance, para la reflexión, para ordenar las revistas y los discos, para tejerse algo, para el recuerdo, para los malos partidos del mundial, para mamá haciendo tortas fritas.

Por eso, si el conductor dice: "gente, que va a ser, llueve, bueh, a distraerse...." yo no puedo más que putearlo, por qué distraerse, porque omitir la lluvia, por qué odiarla...

la lluvia es un estado tan hermoso como el día soleado, como el día con mucho viento, como los días con mucha fragancia a flor detestables para los alérgicos, como los días con tormenta...

a mi me cabe esta garúa, sobre todo con una dosis de tango y mi termo, esperando el timbre y las visitas oportunas...

Thursday, June 22, 2006

Zulma

Zulma derrota su propio anonimato estrujado en las estrechas paredes de su casita sobre Liniers al 200.
Sale y enfrenta la soledad y la hace pública. Narra su tragedia a modo de efímeres, y no importa si uno la quiere escuchar o no, simplemente estrechar su hombro implica dejar vía libre a su relato.

A veces no dice nada y solo sonríe, con esos ojos de nena brillantes, te mira honesta y limpia, como si nunca hubiera dejado de tener cuatro años.

Anda vagueando por la plaza y se sienta en uno de los banquitos si el sol del verano o el viento del invierno la azotan. La llave en el cuello, la mirada perdida, las manitos sobre las rodillas.

-¿Hola Zulma, como andás?

La saludo, doy vía libre a su angustia y le dejó algunas monedas o pan. La escena se repite seguido en el mes, los días en que yo misma cargo con mi tristeza evito la de ella, pero a veces nos encontramos y es imposible cruzar lágrimas. Ella las deja caer, yo no.

Zulma me acaricia el pelo desde su metro cuarenta y pregunta por mis pretendientes. La respuesta "esperando en fila, en la puerta de casa" la hace reír a carcajadas y es una nena otra vez.

Viuda, pequeña, esquiva adoquines y más de una vez cayó en ellos. Se levantó más vieja, amarga y malhablada, como si golpearse en la calle sumara años.

Una vez me acuerdo que hablamos de tango. Ella escuchaba mucho a Julio Sosa, y desde mis pobres conocimientos la acompañé en la nostalgia. La radio le hablaba de noche como a mí, y las soledades nuestras, diferentes, también se estrechaban la mano con el dial.

Zulma tiene setenta y pico, el pelo negrísimo y los ojos grandes como los adoquines dónde se suele caer.
Olvida los nombres de los vecinos, siempre parece enfrascada en alguna reflexión, rara vez anda lejos de Liniers o 25 de Mayo. Incursiona a veces en la Estación de Temperley y pasa cerquita del andén con equilibrio, como riéndose de su mal caminar y de la buena suerte.

Wednesday, June 14, 2006

esquinas

son el espacio dedicado al encuentro por excelencia. Pero no todas corren con suerte, y algunas quedan relegadas a encuentros esporádicos y casuales, tironeados, más producto del choque accidental de transeúntes distraídos que de una buena posición en el barrio.

Las esquinas acertadas son decorosas armas del encuentro y se vanaglorian, hinchadas, de encontrarse en lugares luminosos, seguros, fáciles de ubicar.

Las esquinas confusas, en las que se cruzan generales desconocidos y para peor protagonistas de batallas olvidadas, esas tienen el número en la chapa casi borrado, se creen anónimas luego de tanta soledad, y finalmente se entregan al destino que les vino en suerte, no sirven para mucho, altares de la impuntualidad, el despecho y la decepción.

En las primeras se alzan casonas antiguas e imponentes, dónde el olor a jazmín es un marco ideal para el beso de los urgentes encuentros.

Pero las segundas son escoltadas por almacenes abandonados en los cuarenta, oxidadas chapas que antes eran persianas.

En mi barrio hay de ambos tipos, y lamento reconocer que si bien utilizo afanosamente aquellas esquinas acertadamente ubicadas, me terminan cayendo mejor las que ni se sabe bien que numeraciòn tienen y están totalmente desprovistas de identidad, una heterogenea y caprichosa mezcla de grafittis ha golpeado su antiguo color.

En la esquina del desencuentro la posibilidad se multiplica, y esperar al predecible se vuelve más vertiginoso. Quizás el obvio aparezca, con la misma corbata azul, pero el halo de la improbabilidad surcará su rostro y se volverá más interesente.

-Me costó encontrarte, dirá, agotado de buscar generales sin patrimonio en forma de adoquines.

y quizás su sonrisa de alivio nos parezca más verde hoy, que ayer.

Saturday, June 10, 2006

días de radio

Al principio fue un sonido bruto que surgía de la mesita de luz de mis viejos y yo miraba con extrañeza. Ella susurraba a mi lado cuando yo asaltaba la cama parental, y yo la acechaba con mis ojos de tres años.

Coqueteaba conmigo. Gris, con una casetera, un dial durísimo y la antena siempre en alto.

No recuerdo el día en que la toqué por primera vez, en que acaricié sus botoncitos, en que descubrí el enchufe. Estoy segura que aquella primera vez fue lejos de la vista de mis viejos.

Un día, cuando tenía cinco, mi viejo me sentó frente a ella. Hablále, me sugirió.

Un par de TDK viejos guardan aquellas conversaciones que mantuvimos. Me devolvió la voz agudísima de una gargantita ansiosa, ya por entonces. Mi hermano quería conversarle, pero yo le robé su tiempo también. Ella era mía, o pretendía conquistarla.

Mi dedo índice abusó del rec. La conocía a la perfección. Nadie apretaba el forward (>>) y el rewind (<<) tán ágilmente como yo.

Fui actriz, locutora, notera. Hice radioteatros de tardes de lluvia. Grabé el primer tema de rock que entendí y almacené en secreto las voces de mis viejos en sus treinta…

Y cuando a los doce o trece aprendí a manejar el dial tosco en la oscuridad y saber perfectamente si era Continental, Mitre o La Red, o si era un tema de La Rock and Pop o de Aspen, ahí, ahí, pasamos a entendernos, y ella comenzó a hablarme también.

Dolina me enseñó la magia de no madrugar, y fui insomne desde entonces.
Un Mochín Marafiotti amargó dulcemente alguna vez mis noches.
Cuando se cortaba la luz Cerasuolo me leía a Neruda.
El pop chicle con gusto a tutti fruti de una gorda con buena voz.
Fútbol, polémica, hinchas trasnochando y armando diferentes selecciones los días en que el negro terminaba y yo seguía despierta.
La Perlé es cinéfila. Y pronuncia “La vie en rose” como nadie.
Una radio cooperativa leyó mis poesías y me consagró aspirante o proyecto de escritora. Y yo agradecí la mentira.
El gordo Rosso me explica los setenta.
Los veranos con Bobby Flores.

Y Castelo explicándome porque quizás debía estar donde estoy ahora.

La radio es un invento que escapa a los cableríos, los módems y los acuerdos de Hadad y del grupo Clarín.
Las amplitudes moduladas y las frecuencias son nombres de mujer que califican con números hitos en la cordillera de mis recuerdos.

Hoy, como otros días que ensayo metáforas para explicarla, suelo preguntarme a dónde se fueron todas esas voces.
Me parece que la mayoría se me juntaron en el pecho y se conversan los días de humedad, en el café que nadie inauguró, donde el fiado es ritual y todas las mesas dan a la ventana.

Friday, June 09, 2006

sentidos

Me obsesionan los sentidos de las palabras, la adorable ambigüedad de todo lo que decimos. Fonemas rengos y esquivos nos comunican, y nosotros creemos en ellos y nos dejamos guiar.

Pero no todo se puede nombrar.

Pienso en aquel primitivo hombre cuya boca aún no había explotado en ideas verbalizadas...que mundo gigante y confuso debía estar encerrado en aquella cabecita...lo decía todo con caricias, gemidos, miradas.
Que pensaba de él mismo, de su compañera, de sus hermanos, de su tierra. Como haría saber que le dolía todo, como haría saber que estaba hinchado de felicidad.
Quizás con lo de siempre: caricias, gemidos, miradas.

Pero un día tejimos los gemidos, dibujamos los sonidos y les adjudicamos caprichosos conceptos. Las caricias disminuyeron a un nivel de rito demasiado predecible y las miradas bajaron su volumen, se volvieron silencios...ya no nos buscaríamos tanto los ojos como antes.

y aquel mundo caótico y contradictorio se ordenó. Las piezas se juntaron: esto es amor, esto odio, aquel es tu amigo, este otro tu enemigo. El arma que llevas la construís de esta manera, mediante estos pasos, cuidado con aquellos peligros.

Si, la experiencia se compendió, nació el conocimiento colectivo, ya nadie olvidaría como hacer fuego.

Pero... ¿Y eso otro?. Eso que escapa a la tierra y los animales, eso que no se come, ni se bebe, ni se toca... Y, eso también fue clasificado, compendiado, estructurado.

Presos de nuestro propio método.

El lenguaje tiende a la economía, dicen todos los manuales.

No quisiera medir así ciertas cosas.

Saturday, June 03, 2006

revoluciones chiquitas

los de abajo

Yo no creo en la historia escrita a grandes rasgos. No creo en la historia de los generales, los dirigentes, los impecables pacifistas caidos del cielo con una espada blanca hermanando pueblos enfrentados, no creo en los presidentes ni en los periodos presidenciales (el poder tiene fecha de entrada y de salida?) no creo en los líderes iluminados, cuyos caminos estan delineados prolijamente, cuya vida siempre ha seguido las directrices de los cuarenta minutos que dura un biography de AE mundo. creo en otra cosa, en lo particular, lo intrascendente, lo brutalmente anónimo. En las revoluciones chiquitas, permitanme el término. En todo lo que pasa por cada una de las cabezas del tren sin sentido, en cada utopia que viaja en subte, en cada sueño que se va con el agua del cordon de la vereda. Y digo revoluciones chiquitas queriendo significar que estan son las revoluciones verdaderas, posibles y concretas...Se dan en los rincones ignotos, oscuros, mudos de la historia. Me harté de los grandes hombres, los que ilustran las enciclopedias, los que nos revelan la verdad, los que nos iluminan el pensamiento. Me enamoré profundamente de todos esos que se fueron silenciando y se arrimaron al olvido silbando un tango y temiendo lo peor, los que saben que crisis es un termino mentiroso porque siempre hubo crisis, los atados al asfalto con pies de plomo, de fatal rutina gris. En el diario no hablaban de ti..... (ni de vos, ni de mi, ni de aquel, ni de nadie porque el diario de última nunca hablo de nadie....) los de abajo no somos masa, ni pueblo, ni estadistica... somos todo lo que no podra albergar un simple numero o una hipocrita canasta familiar, somos todo lo que no puede ser invocado por un discurso, somos miles de voces exclamando verdades.... Yo no creo en los manuales Kapelusz ni en las efemérides Yo solo creo en la infima, pequeña, insignificante particularidad de cada historia de cada hombre y mujer y pibe que anda por estos suelos.... yo creo en las revoluciones chiquitas.

Thursday, June 01, 2006

no me nombres

a veces definir es disminuir
es opacar
lo naturalmente destellante

no conviene nombrar
lo que nos mueve

la piel acepta la incoherencia, la asimetría

las palabras insisten en callar tus ojos

aunque leas el diario al revés
yo no quisiera dejar de susurrar en tu hombro

pero hoy es miércoles y no estuvo bien
no sonó a nada

de todas formas me niego a darle letra a tu risa